miércoles, 4 de junio de 2014

No te he olvidado porque no es fácil hacerlo.
No te he recordado porque pensar en ti me apuñala el corazón.
¿Lo entiendes verdad? ¿Ahora entiendes por qué cuando me encuentro contigo llevo trapos para limpiarme la sangre que me chorrea por el cuerpo?
Deberías entenderlo. Aunque dudo si a ti te pasa lo mismo. Siempre tan alegre, siempre tan sonriente ante mis tristes sentimientos. Por eso no te busco, porque se que tu no lo harías nunca. Eres el mayor orgulloso donde los haya, y nunca dejarías que los demás vieran que detrás de ti se esconde un grande corazón. Pero a mi no me puedes engañar, qué va.
Te he visto en tus peores momentos, en tus mejores, y he besado tus sonrisas más verdaderas.
Sé que aun esperas que me acerqué a ti algún día y te diga lo mucho que te quiero. Sé que supones que dentro poco me disculparé y me tragaré el orgullo por ti, ya que tú no eres capaz de hacerlo. Sé que por la noches, siempre estas un rato observando la pantalla del móvil esperando algún indicio de un mensaje  mío. Sé que cuando ves nuestra foto enmarcada en la pared me recuerdas, y me echas de menos. Sé que cuando me cruzo contigo intentas aparentar que me has olvidado, pero no puedes evitar que tu mirada se quedé fija en mis ojos, intentando ver si brillan tanto como antes, y que baja lentamente hasta mis labios, con los que tantos momentos compartiste. Sé que tienes ganas de abrazarme, muchas, de lentamente acariciarme el pelo, el cuello, la espalda, cualquier pedacito de mí. Sé que quieres acercar tu boca a la mía y besarme lentamente, como tantas veces lo hiciste, y matarías por volver hacer. Sé que son muchos momentos compartidos, que son muchas tonterías entre nosotros, sé que son muchas las ganas de estar juntos.Sé que no es posible. Sé que lágrimas brotan de tus ojos al reconocerlo, al reconocer que no estamos echos el uno para el otro. Sé que rápidamente te enjuagas la cara, te miras al espejo y prometes no volver a sufrir. Sé que me quieres. Sé que me amas. Pero también sé que no lo suficiente para dar tu vida y tu mundo por mí, y por tanto,no lo que a mi me gustaría. Sé que tienes miedo, que te asustas al imaginar que los errores son tuyos y no míos. Sé que temes abrir un cajón y encontrar la verdad en un papel. Sé que si eso pasara quemarías los folios llenos de palabras y no podrías volver a sentirte libre. Porque estarías atado a la culpabilidad. Sé que pronto te darás cuenta de que juntos eramos lo más grande y bonito que existía, y que separados solo somos pedazos de desilusión. Sé que sigues sonriendo pensando en como comenzó nuestra historia, y acabas llorando recordando como termino. Sé que sabes que el amor duele, sé que sabes que yo siempre fui más valiente que tú, se qué sabes que alguien más se dará cuenta de lo que valgo y se acabarán las oportunidades nuevas. Sé que eso pasará. Sé que algún día me encontraras rodeando con mis brazos los cuellos de otro, y besando unos labios distintos. Sé  que en ese momento lo entederás, entenderás que a pesar de las putadas yo sigo creyendo en el amor, aunque duela, aunque me parta el alma. Sé que te arrepentirás una vez más de ser como eres. Y sé que entonces lo asumirás, que tu y yo no estamos destinados, que somos demasiado parecidos. Y sé que encontrarás a una chica más tonta que yo que que te hará feliz. Y sé que cuando seas feliz desearas que yo también lo sea.
¿Qué por qué lo se? Simplemente lo sé.

Y, sin ti...

Y, sin ti,  la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido. Todo sigue. Todo excepto yo. Yo me quedo, aquí, tirada en la cama, sufriendo en este eterno domingo en el que tengo demasiado tiempo libre para recordar que estoy perdida. Y que somos una horrible causa perdida. No quiero abrir los ojos. ¿Para qué? Y tampoco quiero salir de mi habitación. No me avises cuando la cena esté lista. Dejadme un poquito sola, en silencio, mientras y escribo y desvivo por encontrar una salida antes de que empiece a gustarme demasiado este todo decadente estilo de vida. Todo este arañarme la herida preguntándome si estarás siendo feliz sin mi, y sé que sí, así que ya no solo me hiero, si no que sangro, pero tampoco grito. No, no grito. No quiero llamar la atención, ni gritar auxilio, ni mandarte por whatsapp ese "rescátame, joder" que siempre termino borrando. Estoy segura que tropezarme un poquito más contra el suelo, por tropezar con la misma puta piedra de siempre, me enseñará algún día que hay veces que no merece la pena quedarse mucho tiempo en el mismo lugar. Aquí solo hay precipicios, cariño. Precipicios y fotografías nuestras. Que, en realidad, vienen a ser lo mismo. Así que, te explico y atento: la próxima vez que nos veamos nos sonreiremos, y nadie sabrá que, en realidad, nos estamos apuñalando el alma. Nos preguntaremos que tal estamos y diremos que bien, aunque tú sepas que yo estoy jodida y aunque yo ignore si has conseguido ser feliz. No hablaremos de nuestros sentimientos, para que, hablar de sentimientos es de personas valientes, de perdonas fuertes; y nosotros solo somos un par de gilipollas; yo, una gilipollas que escribe cosas bonitas sobre el amor, y tú, un gilipollas que sabe desordenarme el ciclo de sueño demasiado bien. Y no dejaremos de sonreír en todo momento, sera nuestra manera de gritar. Acuérdate de lo que te digo. Y luego nos iremos y querremos quedarnos un poquito más. Querremos jugar a ese juego de sentir que le importamos a alguien. Un juego peligroso, vaya. Pero no jugaremos. Como decía, nos iremos y ni siquiera nos giraremos para mirar atrás. Quizá no haya ni dos besos de despedida, quizá ni un "hasta pronto". Quizá lo más conveniente sería despedirse con un "descanse en paz". Con un punto y final. Con un " ni vivieron felices ni comieron perdices". Se emborracharon como un día de fiesta cualquiera y siguieron deseando que alguien les rescatase esa noche y todas las demás. Siguieron creyendo en el amor, aunque doliese. Siguieron esperando, aunque ya fue demasiado tarde. Y así toda la vida. Sí, creo que ese sería un final bastante adecuado. ¿No crees? Y que triste.

"Si pudiese, créeme que dejaría de escribir, porque me obliga a recordarte sonriendo, riéndote a carcajadas después de decir una tontería de las mías. Y luego las repetías qué bien sonaban en tu boca, no te puedes imaginar lo bonitas que quedan las palabras cuando están dichas con tus labios. Echo de menos acosarte a todas horas con mis tonterías que no tenían sentido hasta que nosotros se lo buscamos y me he quedado con unas ganas increíbles de decirte que eres un torpe declarándote. Debería de haberte avisado de que las margaritas huyen de mi porque las desvisto preguntándome si me quieres o no. Culpo a la suerte o al destino de que hoy no estés contándome como te ha ido el día y que mañana no pueda quedar contigo en el sitio de siempre ni abrazarte. Y hoy solo espero que un día cualquiera preguntes por mi y te digan: está más guapa que nunca, por fin le dio la espalda al miedo; y yo con una sonrisa sepa contarte que te escribí tanto que sobreviví a la ausencia de tus ojos, y por eso lo llamamos ‘’morir de amor’’ porque no termina de matar."