lunes, 4 de agosto de 2014

Precioso:

Yo sólo quiero
que me limpies la cara de tristeza, 
que te bebas mi llanto
y me cojas la mano con cuidado 
como cuando empezamos
a desconocernos.

Yo sólo quiero
que me borres del mapa
y me señales siempre a tu lado,
que me digas que encontrarme
ha sido una suerte
y me invites a seguir
plantando tréboles.

Yo sólo quiero
que me escondas los relojes
y te olvides de parar el tiempo,
que salgas de trabajar
y caigas rendida en mi cama,
que me mires como antes
como cuando aún
no éramos
de nadie.

Yo sólo quiero
quitarme esta capa de existencia, 
que me pesa y me cubre,
que me remueve y me paraliza,
una capa de vida
que me mata.

Yo sólo quiero vivir sin saber
que voy a perderte,
vivir sin saberte,
saber que vivir
es morir lentamente.

No pido tanto
sólo quiero querer
querer sola quiero
sin temer al pasado,
temer sin querer
y amarte los miedos.

A fin de cuentas,
sólo quiero morir contigo,
que seas mi capa y me recuerdes que la existencia 
no es una carga
si eres tú quien me cubre por las mañanas.

Loreto

Hay días que sientes que estás en un pozo sin fondo,
que todo tu mundo está en una caída libre
y que
nadie
vendrá
a
salvarte.

Hay días,
noches,
semanas o años
que no encuentras luz.
Que necesitas salir,
correr,
estar con alguien que te coja la mano y te acaricie.

Momentos en los que parpadea la luz de turbulencias
y no encuentras la salida de emergencia.
Te falta el aire,
las fuerzas.

Te acorrala el miedo.

Y tú sólo quieres salir corriendo.

Existen las mañanas que quieres seguir durmiendo

para dejar de soñar por un rato.

Noches en las que necesitas dormir

y las sábanas son sólo otra tela que te ahoga.

(El mundo y sus sogas con forma de pañuelo)

Ojalá alguien entienda algún día este desorden de letras,

este desastre de vida,

esta locura de persona.

Ojalá algún día estés aquí cuando siento todo el peso 

de este mundo encima de mis hombros,

y quieras salir corriendo.

Conmigo.