Quise decirle muchas cosas, sobre la belleza y la crueldad, pero ¿qué podía contarle sobre todo eso que ella no supiera? Quise explicarle que no dejo de sobreestimar e infravalorar a la raza humana, que pocas veces me limito únicamente a valorarla. Quise preguntarle cómo un mismo hecho puede ser espléndido y terrible al mismo tiempo, y una misma palabra dura y sublime a la vez. Sin embargo, no abrí la boca. Solo conseguí hablar para confiarle la única verdad que hago mía. Se lo dije a ella y ahora te lo digo a ti. LOS HUMANOS ME ACECHAN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario