martes, 29 de julio de 2014

Leyendo tu columna vertebral en braille, concédeme este baile.
Se me atraganta el odio y el aire, soy lo que no quiere nadie.
Voy a intentarlo hasta que reviente, últimamente nada me parece suficiente.
En sus ojos me veo diferente, con las maletas echas por si vienes.
Haciendo girar el mundo con tus manos, la llamo,no hablo, su voz no ha cambiado.
Mis piernas están temblando, entre la niebla soy el lobo aullando. Ya me se la caída de memoria.
Dime que vas a estar abajo cuando caiga, dime que vas a estar arriba cuando lo consiga,
Firmado tu loco suicida.
Limpiando mis ojos con tus lágrimas, lo que fácil llega fácil se va.
Dime, ¿es bueno echar en falta? Por tus piernas frías en mi cama.
Cuando no me quieras te haré falta, tirar piedras a tu ventana.
Salir de mi rutina meterme en la suya, deshacerla como pentagramas en tu espalda...

lunes, 21 de julio de 2014

Mentiras

Podría darte mil razones. Pasarme horas y horas hablando. Jurarte que ya no. Que ya no te busco. Que ya no te espero todas las noches con la cama medio llena y la boca medio vacía. Que ya he dejado de pensarte y que jamás volveré a imaginarme un domingo contigo. Que ya no es a ti a quien escribo. Podría decirte que anoche no me calé hasta los huesos en tu portal, juntando valor para tocar el timbre, y que no te llamé 27 veces al teléfono solo para escucharte decir "¿Dígame?" una vez más y colgar. Que no llevo tres semanas con las maletas hechas esperando a que vengas y me pidas que nos escapemos. Que por fin olvidé las ganas de sentir tu boca en mi cuello y esa extraña pareja perfecta que forma tu pelo con mis dedos. Que las 7 letras que escriben tu nombre se perdieron entre el gentío que abarrota Madrid estos días, y que tus ojos se fueron con el último atardecer del otoño. Pero, seamos sinceros, ¿de qué serviría mentirte?

La letra de una declaración de amor


Tengo que confesarte que este no es el texto que tenía pensado escribirte, que me lo estoy sacando de la manga así como a ti no logro sacarte de la cabeza. Y es que me has llamado y yo te he dicho que estaba a punto de escribirte algo y tu me has enviado esta canción. Y de repente no existía fondo más perfecto para dejarme llevar, así que aquí me tienes, tumbada en la cama pensando en cunado estaba tumbada junto a ti. El otro texto, seguramente, se lo recite directamente a tus oídos. Y es que debes saber que no pienso cumplir ni tan solo uno de los puntos del contrato que firmamos. Pues lo único que serviría para firmar un contrato entre tu y yo sería hacerlo con los ojos cerrados y hoy no puedo dejar de mirarte, ya lo he intentado, créeme. Y no sirve de nada, ¿para que ponerle límites a lo que no está escrito? Por eso no escribo tu nombre, y no por otro motivo. Tu eres real, algo a lo que ya me había desacostumbrado, tu eres de carne y hueso, y versos, cuando es mi lengua la que recorre tu cuerpo. A ti no te quiero inmortalizar en unas cuantas palabras bonitas, a ti, te quiero matar pintándote sonrisas cada madrugada deseándote las buenas noches, los buenos días, las buenas tardes. Y es que, ¿para que ponerle una etiqueta a esto? Si no es que no tenga precio, es que por la parte que me toca, jamás intentaría venderlo. Me quedo contigo, tienes que saberlo, te guste o no. Y esta vez no habrá promesas, no habrá mañanas, no habrá absurdos contratos de silencio, dónde, como mucho, llegarían a colarse de puntillas nuestros miedos. Y ya me encargaría yo de asustarlos a ellos. Por ahora, tómate esto como la letra pequeña de la declaración entre paréntesis que nunca te escribiré, que jamás te grabaré. Esa si la he firmado unas cuantas veces, pero solo puedes escucharla tu, solo puedes entenderla tu.


Tengo que confesarte que este no es el texto que tenía pensado escribirte, que me lo estoy sacando de la manga así como a ti no logro sacarte de la cabeza. Y es que me has llamado y yo te he dicho que estaba a punto de escribirte algo y tu me has enviado esta canción. Y de repente no existía fondo más perfecto para dejarme llevar, así que aquí me tienes, tumbada en la cama pensando en cunado estaba tumbada junto a ti. El otro texto, seguramente, se lo recite directamente a tus oídos. Y es que debes saber que no pienso cumplir ni tan solo uno de los puntos del contrato que firmamos. Pues lo único que serviría para firmar un contrato entre tu y yo sería hacerlo con los ojos cerrados y hoy no puedo dejar de mirarte, ya lo he intentado, créeme. Y no sirve de nada, ¿para que ponerle límites a lo que no está escrito? Por eso no escribo tu nombre, y no por otro motivo. Tu eres real, algo a lo que ya me había desacostumbrado, tu eres de carne y hueso, y versos, cuando es mi lengua la que recorre tu cuerpo. A ti no te quiero inmortalizar en unas cuantas palabras bonitas, a ti, te quiero matar pintándote sonrisas cada madrugada deseándote las buenas noches, los buenos días, las buenas tardes. Y es que, ¿para que ponerle una etiqueta a esto? Si no es que no tenga precio, es que por la parte que me toca, jamás intentaría venderlo. Me quedo contigo, tienes que saberlo, te guste o no. Y esta vez no habrá promesas, no habrá mañanas, no habrá absurdos contratos de silencio, dónde, como mucho, llegarían a colarse de puntillas nuestros miedos. Y ya me encargaría yo de asustarlos a ellos. Por ahora, tómate esto como la letra pequeña de la declaración entre paréntesis que nunca te escribiré, que jamás te grabaré. Esa si la he firmado unas cuantas veces, pero solo puedes escucharla tu, solo puedes entenderla tu.

domingo, 20 de julio de 2014

No se si era su pelo, o quizá su sonrisa. Seguramente fuera cada gesto, cada movimiento lo que le hacia especial.
Pero pude jurar que nadie nunca se rendiría a sus ojos.
Pude jurar que nadie nunca se le negaría a nada, porque era el simple hecho de clavar su pupila en la mía, así como el sabe, lo que hacia que perdiera la cabeza, la cordura y la coherencia.
Tenía esa atracción, tan mortificante y satisfactoria a la vez para mi, que ni una puta bomba hubiera podido sacarme de ese trance en el que me encontraba cuando él estaba a mi lado.
Y pude sentir cada uno de sus defectos traspasar mi piel y enamorarme, como una niña que ve solo lo bueno de la vida, yo solo pude ver lo bueno de él.
Se que nadie entendería jamas que teoría o hipótesis creaba mi cabeza para convencerme de que era perfecto, de que era de otro mundo, que era algo sobrenatural lo que me transmitía y que por el hubiera movido continentes porque cada mueca o suspiro suyo era una forma de consolarme, que me había dado de ostias contra el suelo infinitas veces pero que solo el podía curarme las heridas con sus sonrisas. Y que si desaparecía nunca el sol volvería a salir, porque el mundo estaría vacío sin él.

Me tatué en la espalda cada palabra nunca dicha y cada te quiero callado, para poder tapar las cicatrices que me dejó, para poder compensar el vacío que sentí al no volver a notar el contacto de su piel.

Y bajo las pestañas expuse cada recuerdo, y creo comprender porque resbalaban lágrimas por mi mejilla, únicamente para derretir cada uno de los momentos que vivimos.

Creo que, sin duda alguna, comprendí que el amor era algo más que un beso.

Y que lo más bonito que conseguí captar de nuestra historia fueron los trágicos capítulos, que me lleva a pensar en que hubiera pasado si hubiera encontrado valor para arrancar cada página que los componía y ponerle fin, así, a esta triste poesía.

Pocas personas serían capaces de entender que las pautas que conlleva enamorarse son completamente falsas, y que sólo quienes hubieran estado en mi lugar sabrían que se puede amar con el corazón congelado y que se puede besar con los labios sellados. Que no hay barreras en este tema, que si mira lo de "si os amais seréis felices" es una gran mentira, porque nosotros dos sabemos lo mucho que nos quisimos el uno al otro, y, definitivamente, lo poco felices que fuimos.

jueves, 3 de julio de 2014

Medios besos

Déjame quererte a medias, odiarte un poco. Que a mí me encanta tu sonrisa pero no me vuelve loca. Y así es perfecto. Tú y yo no necesitamos excusas ni coartadas. Bien sabes que mi corazón pierde sangre con cada latido y bien sabes que no es por ti. También yo sé en quién piensan tus labios, o al menos sé que no es en mí. Y qué más podemos pedir si somos cicatrices sin puntos de sutura.

Vamos, levántate que ya es tarde. Dúchate tú que ahora iré yo. Prepara el desayuno que yo lio un par de cigarros. Qué suerte dar contigo, qué bien saben mis heridas en tu boca. Tu saliva me anestesia, me retuerce y me calienta. Dime, ¿cómo se llama ella? ¿cómo te dejó escapar? No, espera. Mejor no me lo digas. Bésame primero y luego, si eso, te lo vuelvo a preguntar.

Mientras, seamos la mitad de un quinto de nuestras vidas, seamos un poquito de lo tanto que nos queda en el desván. Finjamos un par de minutos al día que nos queremos a medias, o al menos, que no queremos a otros labios. Solos tú y yo, ¿te imaginas?

Cuánto amor sin usar, qué lástima, qué pena. Cuántas caricias y besos y amaneceres sin probar. Yo te dejo mis lunares, tú procura no perderlos. Cédeme tú a mi tus ojos, o al menos esa forma que tienen de mirarme a veces, cuando el pelo se me alborota y te recuerdo a ella. Es muy dulce y trágico y casi amargo todo esto, pero no sabes lo adictivo que también resulta. 

Si te fijas, somos la historia de amor perfecta. Pero sin amor. A mí me vuelven loca tus manías y a ti te pierde ese punto triste que dices que tiene mi sonrisa. A mi me encanta posarme sobre tu pecho y a ti te hacen gracia esos pequeños gemidos que no puedo evitar si me tocas cierta parte de la espalda. Y qué bien te conoces esa parte.

Anoche le estuve dando vueltas, ya sabes, a esto que parece que somos sin serlo. Es curioso, inquietante incluso. No todo el mundo sería capaz de entenderlo, qué pensarían si lo supieran. Dirían que nos conformamos mutuamente, que somos pura simbiosis, que alguna puede salir herida, que no es sano. Dirían que somos las migajas de dos historias, como esas películas que se cortan a mitad y luego te toca a ti imaginarte el resto.

No tienen ni idea, pobres. Tampoco les podemos culpar, no es fácil de explicar. Tú y yo somos parte de un naufragio, yo te salvo a ti y tú a mí. Somos todo lo que podemos ser, nos damos sin pedir a cambio todo cuanto nos podemos dar. Yo te regalo el silencio justo para pensar en ella y tú me das a mí mis ratos para soñar también. Pero solo ratos, el tiempo justo.

Luego tú me preguntas que en qué pensaba y yo te miro y te digo que deberías haber dicho “en quién”. Tú te acercas y me regalas tu sonrisa más dulce y me miras como se mira a una chiquilla que se acaba de caer y no quiere llorar delante de los otros niños. Me das un beso y me acaricias la cara y me preguntas si ya se me ha pasado. Yo te digo que sí pero que necesito otro. Tú me lo das y yo te vuelvo a pedir más. En realidad sabes que por muchos que me des nunca se me pasa del todo, pero me pides que te mienta y yo te engaño sin pensarlo.

Luego eres tú quien se ausenta en la misma cama y yo te escribo en la espalda el camino de vuelta hasta mis brazos. Y tú lo encuentras, aunque a veces tardes en mirarme a mí sin pensar en ella. Pero siempre acabas mirándome. Siempre acabamos encontrándonos.

Nos desinfectamos, nos curamos de esta vida perra. Nos besamos en la frente cuando algo va mal, y lo hacemos en el resto del cuerpo cuando todo va mejor. Y qué boca. Qué ojos. Qué manos. Qué manera de cicatrizar más dulce. Sin mentiras, con las cartas sobre la mesa.

Porque la mitad de dos besos acaba formando un beso entero y yo sé que nos medio besamos, nos medio sentimos, y a veces, incluso nos medio queremos.

Dolor

Me pregunto  si no serás tú eso que la gente llama miedo. Me pregunto cuánto de ti habrá en la soledad de la noche, cuando apagan las farolas. Qué seguirá habiendo de ti en aquella cama deshecha, donde hace tiempo me confesaste que tenías miedo de que te dejara caer, y de que me empezaras a querer.  Me pregunto qué sabrá la gente del dolor. 

Anoche...

Anoche soñé contigo y soñé con el siguiente capítulo de nuestra historia, el que ni tú ni yo nos atrevimos a leer por miedo a que fuera el último, el que decidimos marcar doblando la esquina superior derecha de la página, con la esperanza de que quizás, algún día, quisiésemos volver a leernos. Tú estabas esperándome en el andén y yo llevaba cinco horas de trayecto pensando en si esta vez, deberíamos darnos uno o dos besos. Tus labios me dieron dos, pero tus ojos me miraban con un tono ocre que decían todo lo contrario. Y yo, acojonada, apenas tenía valor para mirarlos. Un escalofrío me recordaba a la par que llegaba el metro en la posibilidad de que nunca volvieras a ser tú quien me esperase en la estación. Tú notaste algo en mi y me besaste con cuidado. Entonces comprendí, que nos habíamos convertido en dos trozos de cristal frágiles temiendo el golpe definitivo que consiguiera lo que tan imposible parecía tan sólo unos días antes... rompernos en mil pedazos sin posibilidad de reconstrucción. Dime, ¿en qué caricia nunca dada llegamos a este punto? ¿en qué kilómetro empezó realmente la distancia entre tú y yo? Te dije que por ti hubiese podido mover continentes, hubiese podido secar océanos si nuestro barco fuese a la deriva pero... no puedo salvarte si ni siquiera tú sabes si merece la pena subirte al bote salvavidas. Ponte al menos un chaleco, deja al menos un resquicio de esperanza que mantenga a las cenizas encendidas de lo que un día fue fuego.. y engañémonos pensando que llegado el momento, seremos capaces de avivar la chispa avivando el incendio de todo lo que hoy estamos incendiando. Porque el no tenerte cerca me hace soñar contigo y sé que esta noche es la última que soñaré abrazada a tu camiseta, y lo último que aún quiero es colgarla en el rincón de los recuerdos, pues de ahí no me permito hacer ningún rescate. Y porque hoy, daría lo que fuera por darte el valor suficiente como para poder hacerte querer seguir queriendo dormir conmigo,Y levantarnos, y desayunar pizza en la cama mientras abro la ventana y te digo que esta lloviendo. y apurar hasta el último segundo mientras, como si quisieras retener el tiempo, me abrazas por la espalda. Y pasear de la mano por Madrid, y pararnos al unísono frente a cada tienda de libros viejos... el tuyo, sigue siendo para mí mi postre cada anochecer, (algo que supongo, también debería dejar de hacer) Anoche soñé contigo, tienes que saberlo. Y en algún momento de ese sueño, eras tú quien encontraba las fuerzas para decirme que todo irá bien, para besarme como el primer día, para acariciarnos durante horas hasta que yo sacara las fuerzas para mirarte...y así rozar los labios más suaves que jamás he probado. Pero supongo, que todo sigue siendo parte de un sueño, y el despertador también tiene su papel en esta obra. Y cuando suene, no serán tuyos los buenos días que tenga en el móvil, ni serán mías tus buenas noches nunca más o al menos...eso deberíamos empezar a asimilar.

Hace bastantante que...

Hace bastante que no sé nada de él. Así que le recuerdo demasiado. Su sonrisa, sus ojos color caramelos. Él es la esperanza más bonita que me invade desde hace tiempo. Aún no he perdido ese tren, lo sé, y por eso no me duele estar sin él, "Ocurrirá algún día", pienso. Ocurriremos. Y sé que nunca he sido gran cosa. Sé que desafino cantando en la ducha, que tengo que dormir siempre son la puerta abierta y tapada con la sabana, que mis comidas no son las mejores, sé que mi cama esta siempre deshecha, al igual que mi vida, que estoy un poco loca, y que estoy siempre en mi mundo. Y ojalá nada de eso le importase. Yo no quiero cambiar, ni que cambien, pero a veces pienso que quizás merezca la pena hacerlo. Cambiar por alguien sería una bonita declaración de amor, supongo, siempre y cuando el cambio sea para bien. Pero a pesar de todo intento ponerme guapa cuando voy a verle, y le intento hacer reír cuando no es su mejor día, intento que se olvide de todo. Me sé la teoría pero la practica es diferente. Quizás que me coja de la mano delante de todo el mundo sería un gesto bastante bonito. Que no se sienta solo. Hacerle formar parte de los dos, que podemos serlo todo, si él quiere, y las circunstancias nos dejan. Para no pasar el otoño tan solos, ni el resto de nuestras vidas. Y para que el invierno no nos enfríe tanto las miradas, ni la distancia sea sinónimo de olvido. El caso es que ya no hablamos, ya no se nada de ti, pero la esperanza sigue hay.

¿Volverías?

¿Volverías? Supongamos que...no hay día en que no me acuerde de ti, y cada vez que te pienso tenga que distraerme para poder parar. Supongamos que me atrevo a decirte algo. ¿Reaccionarías?¿Crees que merece la pena empeñar mi orgullo? ¿Empeñar la poesía? Supongamos.. que desaparece aquel mes, aquel fin de semana. Supongamos que aquello no acabó conmigo. Supongamos que quiero ir de nuevo a la estación e intentar captar una imagen mientras llega el tren.. y tú con el. Y ahora... ahora yo supondré que tú aún no me has olvidado, que no has borrado ni una sola fotografía mía, ni un solo mensaje.. ni una sola carta.. que tu intención no era la de alejarme matándome poco a poco. Que aun queda esperanza, que no la hemos desperdiciado toda..
¿Marcarías mi número? Son las cuatro de la mañana de cualquier día de enero y es tu silencio el único que ahora me despierta al caer la noche. Es tan difícil conciliar el sueño después de habértelo regalado a ti. A veces pienso en llamarte, o escribirte para que me lo devuelvas. Echo tanto de menos a la persona que solía ser antes de conocerte, antes de convertirme en la mitad de todo, de nada. Sin ti me sobran la mitad de todos mis cigarrillos, los cinco minutos de más después de apagar el despertador, una cucharada doble de azúcar en el café, media botella de butano al ducharme. Me sobra la mitad de la cama, de la almohada, del sofá. Sin ti las películas las veo enteras y leer antes de cerrar los ojos ha dejado de ser mi estrategia para que me quitaras el libro, y siguiéramos con la poesía debajo de las sábanas. Y sin embargo, te fuiste.
Y a mí solo me queda suponer que a ti también te sobran las mismas mitades, que tú también echas de menos mis manos cuando tienes frío, y que Madrid es la mitad de bonito sin nuestros besos en mitad de la Gran Vía. 
Sigo parándome delante de cada tienda de libros viejos, pero ahora sin ti, por si te viera pasar. Sigo notando tu nombre en mi nuca cada vez que me recojo el pelo y sigo notando tus dientes en la cicatriz que me dejaste en la clavícula. Ojalá decir que te grabaste en mi piel a fuego fuera solo una metáfora más. Ojalá decir que te llevaste mi corazón... no fuese tan real. 

Tú me lo dijiste...

Háblame antes de que suceda, háblame hoy, que este viento traerá tu voz. Dime que un día volveremos a estar, a sentir, sin límites, sin medida. Aunque no sea cierto, dímelo. Dime que la vida entonces será larga y la tristeza breve. Miénteme. Cuéntame medias verdades partidas en dos, fragmentos de mentiras que hablen del reencuentro. Alivia con tu voz la carga de conocer todas las formas del verbo adiós. Desde todos los puntos cardinales me llega tu recuerdo, tu inexistencia, destrozando todas las palabras que pensé, todos los propósitos que planeé para olvidarte, para salvarme. ¿Sabes?, no se puede medir esta oscuridad. Tendré que dejar de preguntar, pues sólo una silenciosa quimera llega por respuesta. Tendré que dejarte, te dejaré definitivamente olvidado. Seguiré pensando en otras cosas para no caer en el dolor de pensarte. Aunque sigas en todo. Tal vez, de vez …No sabía que tenía frio, hasta que tú me lo dijiste....No sabía que estaba tan rota, hasta que tú me lo dijiste...No sabía que dolía tanto, hasta que tú me lo dijiste...No sabía que me había perdido, hasta que tú me lo dijiste...No sabía que no sé, hasta que tú me lo dijiste...Tampoco sabía que podía sentir el corazón, hasta que tú apareciste...Pero de que me sirve ahora, si tengo frio... estoy rota... me duele... estoy perdida... y ya no sé nada.

¿Aunque sabes qué? creo que todo esto que siento es porqué tú me lo dijiste...

Adoro este poema:

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por eso de que sus caderas... Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da. Pero además le he visto serio ser él mismo y en serio que eso no se puede escribir en un poema. Por eso, eso que me cuentes de que mírarle cómo bebe las cervezas y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué fácil parece a veces enamorarse. Todo eso de que él puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir viva y a la mierda con la autodestrucción... Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que él aparezca de golpe y de frente.No sabes lo que es despertarte y que él se retuerza y bostece, luego te abrace, y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo. Así que supondrás que yo soy la primera que entiende que pierdas la cabeza por sus ojos y el sentido por sus palabras y el alma por un mínimo roce de mejilla. Que las suspicacias, los disimulos cuando él pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarte son algo con lo que ya cuento. Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos. Que yo también le veo. Que cuando él cruza por debajo del cielo solo la tonta mira al cielo. Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior. Que conozco su voz en formato susurro y formato gemido y en formato secreto. Que me sé sus cicatrices y el sitio que las tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría, y me sé lo de sus rodillas y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra. Que yo también he memorizado su numero de teléfono pero también el numero de sus escalones y el numero de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías. Que no solo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores, y yo sí que no tengo cojones a decirle que no a nada porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna (y mira que hay tontas enamoradas en este mundo). Que sé la cara que pone cuando deja ser completamente él, rendido a ese puto milagro que supone que exista. Que le he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos, y le he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, y le he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo. Que lo de "mira sí, un polvo es un polvo", y solo los sueños pueden posarse sobre las seis letras de su nombre. Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo sobre él. Que razones tenemos todas. Pero yo, muchas más que vosotras...

Lo que somos

Todos estamos hechos de recuerdos, de trocitos de recuerdos... Los míos están sin coser, sueltos, hacen daño...
Somos todos los besos que dimos, los que no, los abrazos que pararon nuestro mundo, las canciones, las sonrisas, las lagrimas, las caladas a deshora, lo que sentimos, lo que odiamos, lo que recordamos, lo que no, lo que no podemos olvidar, y lo que ojala pudiéramos.
Somos un quizá, un esperate a mañana, un hoy no, y luego ya se vera. Ese no que dijiste y preferirías no haber dicho, un si que te alegro el día.
Los te quiero, los te odio.
Lo que piensan, lo que pensamos, lo que creen que somos y no somos.
Las personas que están con nosotros, las que dejamos marchar.
En lo que creemos, en las personas en las que creemos.

Somos pedacitos... A veces tan pequeños que no podemos volver a pegarlos.Y si no puedes tu mismo, no puede nadie y eso si es un problema. 

Tengo que...

Tengo que dejar de creer en ese quizás que veo en tus ojos cuando me miras.
Pero no puedo evitar sonreír cuando intentas hacerme reír.
Deberia dejar de hacerlo.
No es por ti, no preferiría verlo en ojos de otra, es por mi.
No quiero otro destrozo emocional mas para la lista de fracasos que poco a poco me convencen de que el amor es mas complicado que una cosa de dos.

...

He hablado, seguro, de la curva de tus labios, de como se juntan y no puedes evitar sonreír con ellos... De como hasta cuando intento no reírme lo consigues.
Pero no creo haber hablado de tus ojos. No se si es el color, o si es lo que veo detrás de ellos, que no puedo evitar ponerme nerviosa cuando me miras así, como tu sabes.
Y hay miradas que no dicen nada, o que esconden lo que pretenden decir, pero la tuya... La tuya es sincera, llena de luz, a veces dices mucho mas así, no se si lo sabes.
Lo que no sabes, es que lo mucho que me gusta perderme en esa luz.

Ten cuidado...

Ten cuidado cuando la mires a los ojos, no vayas a quemarte. Ten cuidado cuando te sonríe no vaya a ser que acabes buscando esa sonrisa. No se te ocurra despertarla, que gruñe, pero puede que si lo haces con un beso, si que sean buenos días.
He visto como lía los cigarros mas rápido de lo que dura un semáforo en rojo. Tiene cosquillas, muchas, pero buscarlas es deporte de riesgo, pero siempre queda buscarle los lunares.
Se va reír de ti todo lo que pueda pero acabaras haciéndolo tu también. Es imposible no reírse con ella.

Y mas imposible es que después del primer beso no quieras otro.

Y no, no empezaría con el típico "Erase una vez"
porque tú no eres una vez,
tú eres todas las veces
y hasta las veces de las veces que no han llegado a ser,
fuiste tú la que hiciste que no fueran
al no ser esa vez que yo esperaba.

¿Tienes un momento? Es para cambiarte la vida

¿Sabes guardar un secreto? Verás tengo aquí el corazón en medio de esta caja de canicas, y tú no haces más que meter la mano. Estás haciendo mucho ruido, espero que al menos de eso seas consciente; no quiero que después de esta tormenta el único que salga ganando sea el silencio.

Voy a esconderme bajo esta manta. Tú encárgate de taparme los ojos con las manos y podremos empezar a ver esta peli de terror juntos. Te aviso de que si me asustan grito y también de que ese grito podría devorarte de un bocado.

Te he notado algo triste, como con las cicatrices llenas de pelusas. He decidido que voy a amueblar tu vacío, con algo de sexo y dibujos de niña de preescolar. Como nuestros nombres con una x por el medio o corazones asimétricos. Si me haces espacio, también puedo enseñarte las estrellas.

Pero no corras mucho; tengo las llaves del coche en una mano y un doctorado en huídas. Te aviso de que me haré la dura, no vaya a ser que vengas con ganas de romperme algo que no sea la ropa. 

Entonces, en serio; ¿Tienes un momento? Es para cambiarte la vida.

Antes que nada...

Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo.

Y hablando de ponerse, vete poniendo cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más.
Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez.

El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras.

Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso.

El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón.

No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú.

Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican ni los recambios.

Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo.

El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar, y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura.

Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos. 
Dime que intentaremos toda una vida e iré encofrando mis nunca más

Buenas noches

Cuando no duermes conmigo
la cama es pequeña y fría.

Pero cuando tu duermes aquí
es como si todo estuviese
completo, 
por fin,
como si estuvieseis echas la una para la otra. 

Y yo miro con envidia como te envuelven las sabanas
como si te quisieran solo para ellas,
pero luego te das la vuelta y me miras a mi 
y ya no hay envida que valga. 

Que es en ese momento cuando me despiertas
solo para que te abrace, y yo quisiera no soltarte.

Pero cuando no estas no me queda mas que el recuerdo
de tu olor en la almohada, y tu tacto en mis manos.

Y puedo decirle a cualquiera, y quien lo haya vivido
estará de acuerdo, en que ese olor no consuela 
que no estés aquí. 
Conmigo.
Contigo.
Eso si serian unas buenas noches. 

Quien me iba a decir a mi
que ibas a llegar a mi corazón
entrando por la boca.

Conviertes las mil maneras
que existen de huir
en mil maneras de quedarse,
contigo.
Y dormir a tu lado
se convierte,
entonces,
en poesia.

Me demuestras siempre como una sola sonrisa puede arreglar hasta los peores días.
Me enseñas que no se necesitan alas para volar, y que no existe el miedo, por que si caigo siempre lo hago en tus brazos y creo entender a los poetas cuando hablan de lo bonito de caerse.
Y si es contigo no se que prefiero. Por que incluso perderse si es contigo es maravilloso.
Me enseñas como despues de todo, puede aparecer alguien que entra en tu vida que cambia todo, y para mejor.

Y haces que me de cuenta de que cada paso que di, cada error, cada decision, cada derrota, todo me ha llevado hasta ti... Y nos ha llevado a mirar en la misma direccion. Y no me preocupa lo que no se, como hacia que direccion miramos, ni siquiera que hay al fina del camino, si es que hay camino. Lo que si se es que mientras sea contigo ¿quien necesita caminos? Tu eres la mejor meta. Lo eres. 

Mejor que la sensacion de meterte en el agua en el primer dia de playa, mejor que el primer rayo del sol del verano, mejor que el primer copo de nieve, mejor que la lluvia de verano, mejor que la mañana de reyes, mejor que el verano, mejor que el primer cafe del dia, mejor que la pasta, mejor que el chocolate, mejor que la adrenalina, mejor que el primer salto de ski de la temporada, mejor que la risa, mejor que la musica, mejor que el cine, mejor que cantar a pleno pulmon, mejor que el helado...

Mejor que cualquier cosa en el mundo, mi persona favorita, mi mejor cuadro cuando miro por el objetivo, mi luz, mi magia, mi sonrisa preferida, mi casa favorita. 

No soy nada, pero porque me quieres soy todo.